Una tierra con personalidad
Los vascos han mantenido un estrecho vínculo con su medio natural. Los montes, el mar, la combinación de ambas formas de vida han ido cincelando su forma de ser, su carácter marinero, industrial, agrícola y emprendedor.
Los juegos y deportes autóctonos constituyen un testimonio etnográfico de primer orden sobre la singularidad de la cultura vasca. La mayoría, ligados a la vida en el caserío y el mar. Tareas cotidianas convertidas en competiciones deportivas de demostración de fuerza, habilidad y destreza.
Euskadi, gracias sobre todo a la tenacidad de sus gentes, ha sabido mantener viva su lengua, el euskera, el idioma más antiguo de Europa. Y con él, una rica cultura propia con costumbres ancestrales.
La historia ha moldeado la personalidad de este pueblo que lo caracterizan por el amor a su tierra, el emprendimiento, la osadía y la nobleza, la fiesta y el trabajo tenaz. Una sociedad que, además, tiene un estilo de vida donde la cocina es un elemento fundamental.